Las bases de las experiencias por las cuales atravesamos y
podemos identificar como llenas de significado tendrían que partir de dos
supuestos: la libertad y la verdad. No puede existir significado si no hay elección,
aunque conservemos las propiedades físicas de las experiencias, mientras no provengan
de algún tipo de abandono, reflexión y elección, estas no pueden apelar a tener
significado. Si el destino se asume inevitable, no puede haber lugar para el
significado. Si la sociedad nos niega como individuos y utiliza poderes coercitivos
para interferir en nuestro pensamiento, el significado y la libertad tendrán
mayores dificultades para hacerse posible.
Las experiencias llenas de significado se derivarían de la
sinceridad con nosotros mismos. Si el frecuente autoengaño surge, aún sin ser
percibido, las experiencias de la vida serán solo una historia que ha cambiado
los sentidos originales de los momentos. En la ficción, que no se reconoce a sí
misma como tal, los humanos podrán encontrar alegría, pero no una vida
realizada en la verdad. El supuesto de la verdad, es solo eso, un supuesto que
se asume, porque no es claro de dónde proviene el deseo de fidelidad a nuestra
propia consciencia.
Una vida llena de significado sucedería cuando cargamos a nuestras
experiencias de narraciones que la respalden. El significado surgiría de la expresión
de la vida de la persona como símbolo. Esta expresión tendría que ser
consciente y los símbolos, como medios de comunicación, deben transmitir un
mensaje que proviene del individuo y que puede ser leído por otros, ya sea en
el presente o en un futuro lejano. El mensaje requiere de un código que provendría
de la realidad cultural, donde el lenguaje juega un papel esencial. Además, el
significado del mensaje sería una construcción proveniente de un proceso
interno del individuo, que recibe retroalimentación de su entorno.
Llenar la vida de significado surge de la realización del
ser humano como ser consciente y como ente que influye en su propia realidad. El ser humano se hace posible rodeado de otros seres humanos y gracias a los otros puede
concebirse la comunicación. En la cotidianidad de la vida nos podemos llenar de
significado, cuando nuestras acciones permiten la conexión con los demás. Esta
conexión, sin la cual no habría humanidad, es la que nos impele a cargar
nuestra vida de significado.