1 de octubre de 2017

Los límites de la corrupción: en las fronteras de ser humano



(Discurso de ceremonia de grados, Auditorio Gerardo Molina, Universidad Nacional, Medellín, Colombia, 13 de septiembre de 2017)

Suelo asombrarme de un hecho particular, al cual los economistas suelen enfrentarse, me refiero a la persistente existencia de conflictos de intereses a la hora de desarrollar modelos o narraciones que expliquen algún fenómeno propio de su profesión. Así los economistas durante la creación de sus obras no solo son observadores, por ejemplo, del mercado, ellos mismos suelen ser parte de lo que estudian, y por lo tanto sus palabras pueden llegar a favorecerlos o no en sus intereses particulares. Se podría llegar a pensar que este cuestionamiento podría condenar a la incredulidad las obras de los economistas y de otros estudiosos de las ciencias sociales.

Sin embargo, las teorías económicas guardan distintos niveles de credibilidad y así como son secundadas también son puestas en cuestionamiento constante como lo exige la práctica de la ciencia. Luego, por qué los teóricos de las ciencias humanas y económicas no sucumben sistemáticamente ante la corrupción, colocando sus obras al servicio de sus intereses sectoriales o gremiales, en perjuicio del avance de la ciencia o de la sociedad.

Para ilustrar mi consideración al respecto, me permito generalizar la pregunta, es decir, la cuestión principal será por qué la trampa no ha llevado al declive definitivo de la civilización, respuesta que podría darnos algo de esperanza ante la coyuntura judicial actual del país. ¿De qué forma a pesar de nuestros intereses contradictorios y excluyentes, por ejemplo, de la lucha de los trabajadores por salarios más altos y de los capitalistas por salarios más bajos, no hemos sucumbido al olvido como especie?. ¿De qué forma a pesar de presentarse situaciones frecuentes donde el vendedor conoce mucho más sobre su producto que un comprador, es decir, en un ambiente propicio para el engaño, puede llegar a darse el intercambio, el mercado o los precios?.

Esta manera no son decretos para fijar el salario mínimo, debe más bien estar relacionada con reconocer que solo podemos humanizarnos a través del otro o de la otra persona, abro comillas, “se trata de aprender a considerar los intereses del otro como si fuesen tuyos y los tuyos como si fusen de otro” cierro comillas de Fernando Savater en Ética para Amador. Este concepto sigue de cerca al de Smith, referente a la simpatía.

Sin duda alguna, no reconoceríamos a Marx, Smith, Mises y Keynes si ya hubiésemos descubierto que sus teorías están diseñadas de acuerdo a intereses distintos al bienestar general. Para volver a la pregunta inicial, esto quiere decir, que los economistas no pueden pasar por alto el desprestigio o la sanción, al que los puede llevar dejarse coactar por intereses que van en contravía del avance de la economía. Debido a estos peligros es importante repetir otras palabras de Savater “para que los demás puedan hacerme humano, tengo yo que hacerles humanos a ellos; si para mí todos son como cosas o como bestias, yo no seré mejor que una cosa o una bestia tampoco”.

Así que la corrupción o la trampa tiene sus límites, y estos son más claros en la medida que estudiemos a los seres humanos. Sí, esos seres que son el punto de partida de todos los estudios que se dan en una Facultad de Ciencias Humanas y Económicas.

Esa es una de las razones de por qué en las ciencias humanas y económicas es apremiante conocernos a nosotros mismos, conocer a nuestros amigos y familiares, conocer al otro, al que es diferente, esto nos ayuda a entender al ser humano y a las disciplinas que hemos decidido estudiar.

La tarea de conocernos a nosotros mismos a través de los otros, se vuelve más prioritaria cuando reconocemos las consecuencias que pueden traer nuestros juicios de valor o proposiciones durante el ejercicio de las profesiones afines a las ciencias humanas; éstas pueden llegar a trascender el ámbito personal de cada quién, y como habrán visto tanto en la academia como en el sector privado y público, hay palabras que han llegado a influenciar muchas sociedades a través del tiempo. Así que dar explicaciones, conceptos u opiniones a nuestros amigos, familiares o en el trabajo sobre la economía, la política, la historia y filosofía es una gran responsabilidad. Porque las proposiciones de este tipo, que en últimas son proposiciones sobre el ser humano, pueden tener serias consecuencias sobre la sociedad, alguna de las más importantes, han sido condenar a muchas familias a la soledad y a la pobreza, o, por otro lado, asegurar la prosperidad, la salvaguardia de la civilización y la garantía de la continuidad de la vida humana en el universo. Ese es el alcance potencial de tomarse con ligereza o con profesionalidad los conceptos que demos sobre temas tan diversos como la política pública, la corrupción, la pobreza, la desigualdad, el poder, entre otros.


REFERENCIAS
Savater, Fernando. Ética para Amador.
Smith, Adam. Teoría de los sentimientos morales. Fondo de cultura económica.