El
mayor desafío del hombre actual es la autodeterminación. Los seres humanos
caminamos sin necesidad de solidez en nuestra identidad. Ahí radica la mayor
decepción de todas, nuestra constante incapacidad para decidir sobre nuestro
futuro. Nos abandonamos en la intrascendencia, porque encontramos en ella un
refugio que no nos pide cambio. De esta forma, la vida se va perdiendo a través
de nosotros; y dejamos a un lado el anhelo de significado por tener en el corto
plazo una satisfacción trivial.