12 de enero de 2018

Una vida llena de significado



Las bases de las experiencias por las cuales atravesamos y podemos identificar como llenas de significado tendrían que partir de dos supuestos: la libertad y la verdad. No puede existir significado si no hay elección, aunque conservemos las propiedades físicas de las experiencias, mientras no provengan de algún tipo de abandono, reflexión y elección, estas no pueden apelar a tener significado. Si el destino se asume inevitable, no puede haber lugar para el significado. Si la sociedad nos niega como individuos y utiliza poderes coercitivos para interferir en nuestro pensamiento, el significado y la libertad tendrán mayores dificultades para hacerse posible.

Las experiencias llenas de significado se derivarían de la sinceridad con nosotros mismos. Si el frecuente autoengaño surge, aún sin ser percibido, las experiencias de la vida serán solo una historia que ha cambiado los sentidos originales de los momentos. En la ficción, que no se reconoce a sí misma como tal, los humanos podrán encontrar alegría, pero no una vida realizada en la verdad. El supuesto de la verdad, es solo eso, un supuesto que se asume, porque no es claro de dónde proviene el deseo de fidelidad a nuestra propia consciencia.

Una vida llena de significado sucedería cuando cargamos a nuestras experiencias de narraciones que la respalden. El significado surgiría de la expresión de la vida de la persona como símbolo. Esta expresión tendría que ser consciente y los símbolos, como medios de comunicación, deben transmitir un mensaje que proviene del individuo y que puede ser leído por otros, ya sea en el presente o en un futuro lejano. El mensaje requiere de un código que provendría de la realidad cultural, donde el lenguaje juega un papel esencial. Además, el significado del mensaje sería una construcción proveniente de un proceso interno del individuo, que recibe retroalimentación de su entorno.

Llenar la vida de significado surge de la realización del ser humano como ser consciente y como ente que influye en su propia realidad. El ser humano se hace posible rodeado de otros seres humanos y gracias a los otros puede concebirse la comunicación. En la cotidianidad de la vida nos podemos llenar de significado, cuando nuestras acciones permiten la conexión con los demás. Esta conexión, sin la cual no habría humanidad, es la que nos impele a cargar nuestra vida de significado.