11 de octubre de 2019

El gato que no va a volver a casa si no estás - The Wind-Up Bird Chronicle

Un comentario sobre la novela "Crónica del pájaro que da cuerda al mundo" de Haruki Murakami.

Versión original en italiano:

Un gatto nel blu (Un gato en el azul)
guarda le stelle, (mira las estrellas,)
non vuol tornare (no quiere volver)
in casa senza te. (a casa sin ti). Fuente: El Comercio -Perú

Versión reconocida en español:

El gato que está en nuestro cielo
No va a volver a casa si no estás. Fuente: Musixmatch

El gato del matrimonio Okada desaparece un día cualquiera por un tiempo prolongado. Kumiko, la esposa de Tōru Okada, desaparece un día cualquiera al salir para el trabajo, como es propio para un autor seguidor de Kafka como lo es Murakami. 

Y Murakami, casualidad o no, no es el único que desaparece al gato como señal de que algo desastroso se está desarrollando en el horizonte y que se acerca a medida que pasa el tiempo. Ya  un gato había desaparecido como señal de una separación en lo hogares latinoamericanos donde tanto colocan un "Un gato en la oscuridad", una canción interpretada por Roberto Carlos y compuesta por dos italianos: Giancarlo Bigazzi y “Totò” Savio. 

La misión asignada al protagonista de la historia es buscar a Kumiko y al gato, por supuesto. Tōru no se siente satisfecho con una puerta por la que no regresa Kumiko y una ropa que no se pone Kumiko. Tōru sabe que Kumiko empezó a contarle una historia sobre su pasado que pareciera continuar en el presente pero que no terminó de contarla. Tōru sabe que en su primera cita se sintió vulnerable y en peligro rodeado de muchas medusas pero lo soportó con esmero hasta cuándo no más pudo y Kumiko fue en su ayuda, un evento con la suficiente carga emocional para regresar mucho tiempo en el futuro y no dejar que Tōru se fugue para Malta huyendo de su pasado ineludible. Ni una carta de despedida, ni una llamada, ni una amenaza serán suficientes en su conjunto para hacer doblar el ánimo del protagonista de encontrar un buen cierre a su historia con Kumiko. 

Pero nuestro héroe no tiene que enfrentar a los lestrigones, ni a los cíclopes, ni al colérico Poseidón. Tōru debe deambular siempre perdido pero con coraje por los pasillos de un hotel al cuál accede a través de los sueños y enfrentarse con un bate a su antagonista en la penumbra de una de las habitaciones, algo más apropiado a los modos de vida del presente que las odiseas griegas. Un hotel donde existe una pantalla gigante que nos recuerda la ausencia de televisión en el matrimonio Okada. Tōru se verá pequeño al lado de la pantalla y, además, solo en medio de una multitud de seguidores fanáticos. Sin embargo, la ayuda no tarda en llegar aunque siempre ambivalente e insegura, algo que al protagonista como al lector les resulta frustrante. El protagonista acepta la ayuda y se acostumbra a su estilo.

El pasado y el presente de la historia japonesa trasiegan a todas estas fuerzas. De la guerra ruso-japonesa, de las llanuras de Manchuria y de las heridas de personas y de toda una sociedad pareciera que surgieran manos que mueven las fichas del presente. ¿Qué tienen a su favor quienes quieren al gato devuelta? Su razonamiento implacable, en especial, el de May Kasahara; sus sentimientos, en especial, el amor que siente Tōru; y cuentos, en especial, el de un ex-soldado que no ha vuelto a sentir amor, una narración que tal vez imprime en Tōru la firmeza para no ceder a una vida sin Kumiko fácilmente.

En 1Q84 tenemos para marcar el ritmo y establecer "leyes de movimiento" un libro al que se le añaden y quitan páginas y la intercalación de capítulos entre Aomame y Tengo que se acercan poco a poco (Nociones que hacen a 1Q84 una novela a la que se vuelve). En The Wind-Up Bird Chronicle tenemos a Mr. Honda indicando cómo se deben mover los personajes al principio de la novela. Hasta casi parece que Murakami nos diría: yo les dije todo lo que iba a pasar en el capítulo cuarto. Después de revelar que el lugar apropiado para Tōru es arriba o abajo del mundo sobre el cuál presiden las leyes, es decir, el trabajo legal puede no ser lo propio de Tōru, sigue este apartado clave:
"(...) El punto no es no resistirse al flujo. Sube cuando se espere que subas y baja cuando se espere que baje. Cuando se espere que subas, encuentra la torre más alta y sube hasta la cima. Cuando se espere que bajes, encuentra el pozo más profundo y baja hasta el fondo. Cuando no haya flujo, quédate quieto. Si resistes el flujo, todo se seca. Si todo se seca, el mundo es oscuridad" (p. 51, traducción propia desde el inglés).
Me parece a mí que Tōru obedece: se quedó quieto al dejar pasar el tiempo viendo pasar a la gente y a los trenes sentado en una banca. Y bajó una infinidad de veces al pozo que estaba seco y, al final, se llena de agua.

El antagonista de esta novela es Noboru Wataya, un economista del cuál sus padres tenían grandes expectativas y que se destacó en la academia, pero sobretodo en los medios. Tōru no ha recibido una preparación académica extensa pero cualquier persona cercana al método científico reconocerá que él señala a Noboru Wataya de carecer un marco teórico particular en el cual basar sus opiniones, por lo cuál, es inconsistente al acomodar sus opiniones en cada momento dependiendo de la oportunidad de mostrar su superioridad a su interlocutor. La siguiente cita está en inglés porque creo que es más precisa de este modo a que si la tradujese: 


"(...) But if you paid close attention to what he was saying or what he had written, you knew that his words lacked consistency. They reflected no single worldview based on profound conviction. His was a world that he had fabricated by combining several one-dimensional system of thought. He could rearrange the combination in an instant, as needed. These were ingenious -even artistic- intellectual permutations and combinations. But to me they amounted to nothing more than a game. If there was any consistency to his opinions, it was the consistent lack of consistency, and if he had a worldview, it was a view that proclaimed his lack of a worldview. But these very absences were what constituted his intellectual assets. Consistency and an established worldview were excess baggage in the intellectual mobile warfare that flared up in the mass media's tiny time segments, and it was his great advantage to be free of such things" (p. 75)
Para vencer a Noboru Wataya, Murakami parece irse muy a fondo en los vericuetos de la existencia humana. En particular, le sugiere a Tōru a través de Mamiya que el problema de recuperar a Kumiko puede llevarlo al instante que defina su vida:


"(...) But what I want to convey to you, Mr. Okada, is this: I happened to lose my life at one particular moment in time, and I have gone on living these forty years or more with my life lost. As a person who finds himself in such a position, I have come to think that life is a far more limited thing than those in the midst of its maelstrom realize. The light shines into the act of life for only the briefest moment -perhaps only a matter of seconds. Once it is gone and one has failed to grasp its offered revelation, there is no second chance. One may have to the rest of one's life in hopeless depth of loneliness and remorse. In that twilight world, one can no longer look forward to anything. All that such a person holds in his hands is the withered corpse of what should have been" (p. 209)
Bueno y tales discusiones no son ajenas a la literatura universal, esto porque la Divina Comedia resalta muchas veces ese instante en que los humanos definen su vida. Solo que el castigo para Murakami parece venir antes de la muerte. Borges en Siete Noches lo señala mejor que yo:


"Una novela contemporánea requiere quinientas o seiscientas páginas para hacernos conocer a alguien, si es que lo conocemos. A Dante le basta un solo momento. En ese momento el personaje está definido para siempre. Dante busca ese momento central inconscientemente. Yo he querido hacer lo mismo en muchos cuentos y he sido admirado por ese hallazgo, que es el hallazgo de Dante en la Edad Media, el de presentar un momento como cifra de una vida. En Dante tenemos esos personajes, cuya vida puede ser la de algunos tercetos y sin embargo esa vida es eterna. Viven en una palabra, en un acto, no se precisa más; son parte de un canto, pero esa parte es eterna. Siguen viviendo y renovándose en la memoria y en la imaginación de los hombres."
"(...) Cada uno se define para siempre en un solo instante de su vida, un momento en el que un hombre se encuentra para siempre consigo mismo."
Juzgar como carente de un marco teórico específico a Noboru Wataya, la frustración que produce los personajes surrealistas y los acontecimientos extraños tanto a los lectores de Murakami -recuerden la lluvia de pescados en Kafka en la orilla- como a Tōru y hasta el orden exacto del universo ilustrado por la Divina Comedia se contrapone con el punto de vista #4 de May Kasahara. Tal vez en la búsqueda de balanceo de opiniones, tal vez en un acto de humildad, tal vez Murakami contándonos porque es tan así, tan lluvia de pescados, está ésta joven que abandonó el colegio y trabaja en las montañas en un oficio repetitivo relacionado con hacer pelucas:


"(...) It's like when you put instant rice pudding mix in a bowl in the microwave and push the button, and you take the cover off whe it rings, and there you've got rice pudding. I mean, what happens in between the time when you push the switch and the microwave rings? You cant tell what's going on under the cover. Maybe the instant rise pudding first turn into macaroni gratin in the darkness when nobody's looking and only turns back into rice pudding. We think it's only natural to get rice pudding after we put rice pudding mix in the microwave and the bell rings, but to me that's just a presumption. I would be kind of relieved if, every once in a while, after you put rice pudding mix in the microwave and it rang and you opened the top, you got macaroni gratin. I supposed I'd be shocked, of course, but I don't know, I think I'd be kind of relieved too. Or at least I think I wouldn't be so upset, because that would feel, in some ways, a whole lot more real" (p. 461)
Y pues bueno, el gato regresa. Se cumple el deseo de la audiencia de que le cambien el nombre y ahora se llama Mackerel -un tipo de pescado-. La reacción al regreso del gato está en la primera cita de las siguientes que resalto por su valor poético:
"Holding this soft, small living creature in my lap this way, though, and seeing how it slept with complete trust in me, I felt a warm rush in my chest. I put my hand on the cat's chest and felt his heart beating. The pulse was faint and fast, but his heart, like mine, was ticking off the time allotted to his small body with all the restless earnestness of my own.” (p. 378)


It was as is we had sprouted great bug wings and could fly anywhere we liked. (p. 475)

The place was like an ancient tomb after grave robbers had carried off the body. (p. 551)

Referencia

The Wind-Up Bird Chronicle by Haruki Murakami, Jay Rubin (Translator) Paperback, 607 pages
Published August 2015 by Vintage International.

Adición

Borges en El Golem tiene una estrofa también dedicada a gatos ausentes:
Algo anormal y tosco hubo en el Golem,
ya que a su paso el gato del rabino
se escondía. (Ese gato no está en Scholem
pero, a través del tiempo, lo adivino.)